Página:El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (1905, vol 1).djvu/610

Esta página ha sido corregida
410
DON QUIJOTE DE LA MANCHA

la noche para restaurarse de todas estas incomodidades en la cama que le aguarda, la cual, si no es por su culpa, jamás pecará de estrecha ni corta, que bien puede medir en la tierra los pies que quisiere, y revolverse en ella á su sabor, sin temor que se le encojan las sábanas. Lléguese, pues, á todo esto el día y la hora de recibir el grado de su ejercicio; lléguese un día de batalla, que allí le pondrán la borla en la cabeza, hecha de hilas para curarle algún balazo, que quizá le habrá pasado las sienes, ó le dejará estropeado de brazo ó pierna; y cuando esto no suceda, sino que el cielo piadoso le guarde y conserve sano y bueno, podrá ser que se quede en la misma pobreza que antes estaba, y que sea menester que suceda uno y otro reencuentro, una y otra batalla, y que de todas salga vencedor, para medrar en algo; pero etos milagros vense raras veces. Porque, decidme, señores, si habéis mirado en ello: ¿cuán menos son los premiados por la guerra que los que han perecido en ella? Sin duda habéis de responder que no tiene comparación, ni se pueden reducir á cuenta los muertos, y que se podrán contar los premiados vivos con tres letras de guarismo. Todo esto es al revés en los letrados; porque de faldas, que no quiero decir de mangas, todos tienen en qué entretenerse; así que, aunque es mayor el trabajo del soldado, es mucho menor el premio.

»Pero á esto se puede responder que es más fácil premiar á doscientos letrados que á treinta soldados; porque aquéllos se premian con darles oficios, que por fuerza se han de dar á los de su profesión, y á éstos no se puede premiar sino con la misma hacienda del señor á quien sirven; y esta imposibilidad fortifica más la razón que tengo. Pero dejemos esto aparte, que es laberinto de muy dificultosa salida, sino volvamos á la preeminencia de las armas contra las letras: materia que hasta ahora está por averiguar, según son las razones que cada una de su parte alega; y entre las que he dicho, dicen las letras que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta á ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados.