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CAPÍTULO XXXV
Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto, y se da fin á la novela del Curioso impertinente


oco más quedaba por leer de la novela, cuando del camaranchón donde reposaba don Quijote salió Sancho Panza, todo alborotado, diciendo á voces:

—Acudid, señores, presto, y socorred á mi señor, que anda envuelto en la más reñida y trabada batalla que mis ojos han visto. ¡Vive Dios, que ha dado una cuchillada al gigante, enemigo de la señora princesa Micomicona, que le ha tajado la cabeza cercén á cercén, como si fuera un nabo!

—¿Qué decís, hermano? dijo el cura, dejando de leer lo que de la novela quedaba. ¿Estáis en vos, Sancho? ¿Cómo diablos puede ser eso que decís, estando el gigante dos mil leguas de aquí?