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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

vió puesto en la posesión que deseaba; y Camila tan contenta de haber alcanzado á Anselmo por esposo, que no cesaba de dar gracias al cielo y á Lotario, por cuyo medio tanto bien le había venido. Los primeros días, como todos los de boda suelen ser alegres, continuó Lotario como solía la casa de su amigo Anselmo, procurando honralle, festejalle y regocijalle con todo aquello que á él le fué posible; pero, acabadas las bodas y sosegada la frecuencia de las visitas y parabienes, comenzó Lotario á descuidarse con cuidado de las idas en casa de Anselmo, por parecerle á él, como es razón que parezca á todos los que fueren discretos, que no se han de visitar ni continuar las casas de los amigos casados de la misma manera que cuando eran solteros; porque, aunque la buena y verdadera amistad no puede ni debe de ser sospechosa en nada, con todo esto, es tan delicada la honra del casado, que parece que se puede ofender aun de los mismos hermanos, cuanto más de los amigos.

»Notó Anselmo la remisión de Lotario, y formó dél quejas grandes, diciéndole que si él supiera que el casarse había de ser parte para no comunicalle como solía, que jamás lo hubiera hecho; y que si, por la buena correspondencia que los dos tenían mientras él fué soltero, habían alcanzado tan dulce nombre como el de ser llamados los dos amigos, que no permitiese, por querer hacer del circunspecto sin otra ocasión alguna, que tan famoso y tan agradable nombre se perdiese; y que así, le suplicaba (si era lícito que tal término de hablar se usase entre ellos) que volviese á ser señor de su casa y á entrar y salir en ella como de antes, asegurándole que su esposa Camila no tenía otro gusto ni otra voluntad que la que él quería que tuviese, y que, por haber sabido ella con cuántas veras los dos se amaban, estaba confusa de ver en él tanta esquiveza.

»A todas estas y otras muchas razones que Anselmo dijo á Lotario, para persuadille volviese como solía á su casa, respondió Lotario con tanta prudencia, discreción y aviso, que Anselmo quedó satisfecho de la buena intención de su amigo, y quedaron de concierto que dos días