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XII
PRÓLOGO

y cosmógrafo, haced de modo como en vuestra historia se nombre el río Tajo, y vereisos luego con otra famosa anotación, poniendo: El río Tajo fué así dicho por un rey de las Españas; tiene su nacimiento en tal lugar, y muere en el mar Océano, besando los muros de la famosa ciudad de Lisboa, y es opinión que tiene las arenas de oro, etc.

»Si tratáredes de ladrones, yo os diré la historia de Caco, que la sé de coro; si de mujeres rameras, ahí está el obispo de Mondoñedo, que os prestará á Lamia, Laida y Flora, cuya anotación os dará gran crédito; si de crueles, Ovidio os entregará á Medea; si de encantadoras y hechiceras, Homero tiene á Calipso, y Virgilio á Circe; si de capitanes valerosos, el mesmo Julio César os prestará á sí mismo en sus Comentarios, y Plutarco os dará mil Alejandros.

»Si tratáredes de amores, con dos onzas que sepáis de la lengua toscana, toparéis con León Hebreo, que os hincha las medidas; y si no queréis andaros por tierras extrañas, en vuestra casa tenéis á Fonseca, Del amor de Dios, donde se cifra todo lo que vos y el más ingenioso acertare á desear en tal materia.

»En resolución, no hay más sino que vos procuréis nombrar estos nombres, ó tocar estas historias en la vuestra, que aquí he dicho, y dejadme á mí el cargo de poner las anotaciones y acotaciones; que yo os voto á tal de llenaros los márgenes, y de gastar cuatro pliegos en el fin del libro.

»Vengamos ahora á la citación de los autores que los otros libros tienen, que en el vuestro os faltan. El remedio que esto tiene es muy fácil, porque no habéis de hacer otra cosa que buscar un libro que los acote todos, desde la A hasta la Z, como vos decís. Pues ese mismo abecedario pondréis vos en vuestro libro; que, puesto que á la clara se vea la mentira, por la poca necesidad que vos teníades de aprovecharos dellos, no importa nada; y quizá alguno habrá tan simple, que crea que de todos os habéis aprovechado en la simple y sencilla historia vuestra; y cuando no sirva de otra cosa, por lo menos servirá aquel largo catá-