Página:El Imperio Jesuitico - Leopoldo Lugones.pdf/94

Esta página ha sido validada
— 92 —

ser como un atractivo sensual. De aquí la cargazón decorativa tan peculiar al templo jesuítico. Dorados y colores charros, retablos churriguerescos, esplendor chillón en que lo llamativo predomina sobre lo estético, son, por decirlo así, los marbetes de la mercancía mística, resaltando su carácter comercial en razón directa de su exceso. Aquello nada tiene que ver con el arte, siendo su objeto el pregón, y estando destinado, entonces, á hacerse notar sobremanera.

Mientras el éxtasis y el fervor dieron auge al sentimiento en las manifestaciones religiosas, el arte, que es siempre una expresión de amor, se manifestó en actos de fe. La obra artística vino á ser una plegaria á la divinidad, ora directamente en la poesía mística, ora bajo formas simbólicas en las demás artes, resultando de esto su carácter desinteresado y por lo tanto anónimo casi siempre.

El soplo racionalista agostó aquellos verjeles de la oración, y el abuso retórico que ya hice notar en la poesía profana del pueblo español, se advierte igualmente en su arte místico. Casi era innecesario anotarlo, pues se trata, al fin, de la misma cosa, tanto más si se considera que en aquellos