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abandonados; pues los bribones viejos, formaban con ellos cuadrillas de bandoleros que asolaban arrabales y campañas.

La rapiña tomaba todos los caracteres de una industria regular. Un libro contemporáneo, La desordenada codicia de los bienes ajenos, enumera, imitando á los Liber vagatorum de la Alemania medioeval, las más selectas clases de ladrones. En realidad pasaban de treinta, pero no clasifica sino las siguientes, que transcribiré á título de curiosidad:

Eran ellos los salteadores, estafadores, capeadores, es decir especialistas en capas; grumetes, porque robaban con escalas de cuerda; apóstoles, porque á semejanza de San Pedro, cargaban llaves; cigarreros ó cortadores de vestidos; devotos, porque operaban en los templos; sátiros ó ladrones campestres; dacianos ó compra-chicos; mayordomos ó ladrones de posadas; cortabolsas, duendes, maletas y liberales.

Admirablemente organizados, con sus señas y palabras de pase, tenían ramificaciones en todas las capas sociales. Monjes, estudiantes, mozos de cordel, lindas damiselas, venteros, señoronas