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al paso que toda la Europa salía completamente de él.

Bálsamos, maderas, alimentos tan preciados como el azúcar, plumas, pedrerías, pastas preciosas, artículos de fantasía que la riqueza extranjera pagaba sin regateos, llevaron á España el oro del mundo; improvisáronse fortunas colosales; los precios subieron hasta lo fabuloso. El rezago aventurero de la Edad Media que acababa, buscó aquel centro natural de reunión, agregando á la conquista su turbia gloria los mercenarios de toda la Europa, desde el lansquenete con su táctica famosa, hasta el griego insular con sus clásicas piraterías [1].

Combustibles en una hoguera, aumentaban el esplendor fugaz; pero sus heces contribuyeron no poco á obscurecer el cuadro de la decadencia, á cuyo fondo tenebroso añadía el contrabandista gitano las escorias de su fragua clandestina.

  1. Una de las cédulas firmadas el 30 de Abril de 1492 para facilitar el viaje de Colón, prometía á cuantos se embarcaran con él, no perseguirlos por sus delitos anteriores, hasta dos meses después de su regreso á la Península. Este procedimiento se volvió práctica consuetudinaria.