problema quedaba resuelto, pues [1]. El Tucumán abría á su vez otra comunicación con el Perú, de donde habían venido los jesuitas que allá se establecieron; y si desde acá se marchaba hacia el Norte por el río Paraguay, las reducciones peruanas se acercaban en sentido opuesto, poniéndose, con la de Buena Vista, á 85 kl. de Santa Cruz. Sólo 300 separaban ya del Atlántico, por el distrito del Tape y Porto Alegre, á los jesuítas; de modo que la expulsión truncó la empresa en el momento de su logro definitivo [2].
La carta agregada, no es topográfica desde luego, tendiendo principalmente á producir en el lector la impresión gráfica de las extensiones que ocupó y tendía á ocupar el Imperio. Esto explicará su ausencia de detalles, que hubieran distraído perjudicando á la claridad.
He limitado así mismo las superficies, por me-