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manera concluyente, al paladín medioeval. Eran las Hircanias y Guirafontainas de Amadises y Gaiferos.[1]

Esa aventura de la conquista fué una prolongación, por otra parte, del estado militar en que dejó á España la guerra con el moro, sirviéndole á la vez de estímulo, en contraposición al interés civil y al progreso, afectados por el militarismo exclusivo. Después de todo, el Descubrimiento había sido una consecuencia de esa situación.

Cerrado, ó estorbado á lo menos, el acceso del Mediterráneo por la amenaza turca, la piratería trasladó al Atlántico su campo de acción, familiarizándose con la alta mar; y buscando por ella una senda de travesía, para evitar la obstruída ruta de las Indias, se dió con el Nuevo Mundo.

    se perdieron en el Estrecho en tiempo de Carlos V, razón por la cual se los habría llamado los Césares. Véase á este respecto. el Cap. III

  1. Una de las cosas que Colón se proponía con el Descubrimiento, y así lo manifestó á los reyes Católicos, era llegar á Jerusalem por otro camino y rescatar el Santo Sepulcro. Su mismo carácter comercial y práctico, hasta el extremo que dejan ver las estipulaciones con la Corona, no escapó á la influencia paladinesca.