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Tal aislamiento, que garantía el dominio inconmovible, en la unidad absoluta, fué una preocupación constante á la cual colaboró el gobierno con invariable decisión. Los indios tenían prohibido trasladarse de un pueblo á otro. No podía vivir en las reducciones, español, mestizo ni mulato. Transeuntes, no se los toleraba en su recinto más de dos días, y tres á lo sumo si llevaban mercaderías consigo. Existiendo en el pueblo venta ó mesón, ninguno podía hospedarse en casa de indio. Ya se sabe, por otra parte, que la administración civil, militar y judicial, estaba enteramente confiada á las P.P.; y en el caso especial que me ocupa, tampoco tiene nada de extraordinario su nacionalidad, si se considera que entre los primeros enviados al Paraguay, cuando no podía haber aún ni asomo de separatismo, figuraron italianos, portugueses, un flamenco y un irlandés; pero lo que no admite duda, es su activa campaña para evitar la ejecución del tratado. Hay sobre esto un hecho concluyente. Al finalizar un banquete con que obsequiaron en una quinta de los suburbios de la Asunción al gobernador del Paraguay, junto con diversos miembros de los dos cabildos, pre-