Página:El Imperio Jesuitico - Leopoldo Lugones.pdf/247

Esta página ha sido validada
- 237 -

trar, promiscuando en la misma casa, varias parejas incestuosas y adúlteras. En la confesión, que sólo efectuaban obligados, salían del paso acusándose culpas que no habían cometido y comulgando en seguida, sin el menor empacho por el sacrilegio. Carecían de noción clara sobre los pecados que habían de confesar y olvidaban con frecuencia hasta los días de precepto. Ello es tanto más significativo, cuanto que todo se hacía rezando. Plegarias, cantos religiosos con acompañamiento de imágenes y ceremonias, para la entrada y salida del trabajo, para los asuetos, para las comidas. El carácter conventual estaba exagerado hasta lo increíble. La enseñanza de la doctrina y de las oraciones, ocupaba más tiempo que la de los oficios útiles. Habría podido creerse que la extraordinaria pompa de las fiestas, produjera una impresión durable en el ánimo del salvaje. Nada pudo contrarrestar la sombría decepción de esclavo que embargaba su espíritu, y fué el gran melancólico de una opresión incomprendida.

Ley escrita no había, y la conducta estaba regulada por la voluntad de los P.P., que castigaban justicieramente casi siempre, pero en forma