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renciaba de las encomiendas, porque siendo más inteligente, resultaba mucho más templada.

Resignados á ella, los indios la aceptaron como más tolerable, pero el caso moral continuaba siendo el mismo; y esto explica por qué en siglo y medio de aparente bienestar, no consiguió vincularlos á la civilización. El Padre director era la encarnación viva del Dios que se les predicaba, y esto sin duda aligeró en gran parte su situación de servidumbre; pero sacerdote ó laico, el amo nunca provocó la fusión de razas, y continuó siendo amo á pesar de todo. La situación más envidiable para el indio reducido, era formar parte de la servidumbre que los P.P. mantenían en su convento, lo cual da, mejor que nada, una idea de aquella sociedad. Los Visitadores, regiamente tratados, no veían, como sucede generalmente, sino lo que sus huéspedes deseaban, juzgando sobre los indios por su situación aparente; y la Corona, cuyos ideales teocráticos realizaban los jesuítas en aquella miniatura de Imperio Cristiano, hallaba en ellos á sus vasallos más fieles.

El comunismo era riguroso. A los cinco años, el niño pertenecía ya á la comunidad, bajo el pa-