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Grandes constructores de subterráneos fueron los jesuítas en todas partes, yen Córdoba ha llegado á atribuírseles algunos de diez leguas de longitud [1]; pero si esto fué para ocultarse, como parece obvio, en las Misiones, donde imperaban absolutos, no lo necesitaron seguramente. Por otra parte, muchas pretendidas catacumbas son viejos acueductos, cuya comunicación está cortada, pero cuya restauración es fácil idear, tanto por su carácter típico cuanto por su arrumbamiento hacia el supuesto manantial, que muy luego se encuentra.

Completaban la edificación pública de las reducciones, el hospital y una casa llamada de las «recogidas», donde se confinaba á las mujeres de vida libre, á las casadas cuyos maridos estaban ausentes por largo tiempo y á las viudas que pedían recluirse. Esta especie de monasterios laicos, era una previsión contra la ligereza harto marcada de las mujeres guaraníes, á quienes una religión puramente formal no contenía en manera alguna.

  1. En Alta Gracia y Caroya; pero debe de ser una exageración.