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les en cuyos troncos fueron labrados. En Mártires queda enhiesto uno de 7.50 ms. y en Trinidad hay dos de 9 X 0.60 de cara. Una barbacana que reforzaban columnitas abalaustradas, circuía todo el edificio. Los muros eran de tapia en las iglesias más antiguas, como la de San Carlos; de mampostería seca en piedra tacurú, como la de Apóstoles; de lajas y sillares de asperón asentado en barro, como la de San Ignacio; de sillares de asperón, tomadas las junturas con cal, como la de Trinidad; del mismo material asentado en argamasa, como la inconclusa de Jesús; siendo de notar que sólo en estos dos últimos tipos, están descargados por poderosos estribos. Inmediato á ellas se extendía el cementerio, con sus tumbas cubiertas por lápidas de arenisca que llevaban inscripciones en latín ó guaraní. Una cruz de piedra lo coronaba generalmente. Sobre él daban los calabozos, de una solidez aplastadora y muros hasta de 2.50 ms. de espesor, que aislaban enteramente al preso hasta de los rumores mundanos. En una especie de ermita, situada bajo el bosque que circunda las ruinas de San Ignacio, se encontró una barra de grillos remacha-