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mundo, que el espíritu quietista produce los mismos efectos materiales á través del tiempo y del espacio.

El convento, agregado á la iglesia, estaba dividido en dos porciones correspondientes á otros tantos grandes patios. En el primero, vasto rectángulo de 60 ms. X 40, regularmente, se hallaban las celdas, de 6 ms. X 6, todas blanqueadas y con argollas fijas en los muros para colgar hamacas. El claustro era de una arquería pesada y suntuosa; y sus pilares de 0.20 á 0.40 ms. de cara, tenían hasta 4 ms. de elevación.

Hallábanse así mismo en este patio, el depósito común del pueblo, la armería y la escuela. El refectorio tenía un sótano espacioso, muy requerido por el ardor del clima. Caminos subteráneos ponían además en comunicación al convento con el pueblo, sin duda por razones de vigilancia sobre los indios; otro iba á dar á la cripta, que caía bajo las gradas del altar mayor, y en la cual se depositaba los restos de los P.P. solamente. Calculaban estos sepulcros para mucho tiempo, pues la de Trinidad (Paraguay) tenía quince, y ya se sabe que sólo había dos P. P. por reducci6n.