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Una poderosa tapia, ó un foso profundo, defendían los recintos, sobre todo aquellos situados en la costa del Uruguay y más expuestos, por consiguiente, á las incursiones mamelucas [1]. A veces se combinaba las dos defensas, soliendo ser el foso una continuación de los arroyos entre los cuales estaba situado casi siempre el pueblo, y cuyos inexpugnables sotos componían una trinchera natural.

El lector tiene á la vista un plano de la antigua reducción de San José, cuyas líneas de defensa he reconstruído, considerándolas un caso típico de combinación entre la muralla y la zanja, servida y completada ésta por arroyos de vado muy estrecho.

Las ruinas son un montón informe de tierra, pues en aquel pueblo predominó la tapia; de modo que el plano se limita á calcular su distribución dada el área que abrazan y la capacidad de ciertas habitaciones, vagamente determinadas por la situación de algunos machos enhiestos, sin pretender fijar exactamente otra cosa que la trinchera.

  1. Los invasores de San Pablo eran llamados también mamelucos.