Página:El Imperio Jesuitico - Leopoldo Lugones.pdf/216

Esta página ha sido validada
- 212 -

Desembocaban á la plaza, calles formadas por dos hileras de habitaciones. Cada hilera estaba aislada, siendo variable y hasta irregular el ancho de las calles intermedias sombreadas por naranjos, tanto más necesarios, cuanto que se cocinaba frente á las puertas. Dichas hileras formaban manzanas, lo cual daba al conjunto un aspecto enteramente rectangular. Las calles no tenían veredas [1].

Las casas, con una puerta al frente y una ventana á su lado, constaban, pues, de una sola habitación que no comunicaba con las vecinas. Estas puertas, daban además al muro trasero de las que formaban la hilera subsiguiente, con el objeto, según parece, de evitar el comadreo. Sin embargo, en las ruinas paraguayas de Jesús y de Trinidad, algunas tenían ventanas y aún puertas al fondo.

Construídas con gruesos bloques de piedra tacurú, cuya disposición prismática se aprovechaba, acabando de labrarlas en esta forma, su mortero más común era el barro. Tampoco lo ne-

  1. Ver el plano de San Carlos.