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y con tal éxito, que sólo ocho de sus veintiocho fundaciones fueron destruidas; al paso que las trece de los jesuítas en la Guayra, más otras muchas suyas hasta alcanzar á cuarenta, desaparecieron por causa igual.

De aquí á juzgar con Azara y otros liberales, que la primera empresa fué superior á la segunda, hay mucha distancia; y si he insistido de nuevo en el parangón, es á objeto de que se vea cómo la ley histórica, en cuya virtud la conquista militar precede á la religiosa, se cumplió aquí una vez más.

Continuaban al propio tiempo las fundaciones en el Tucumán y en el Perú, contándose dos poderosos centros en Córdoba y Santa Fe, que con los paraguayos y brasileños daban ya el boceto de la dominación futura. Los establecimientos de la Guayra y los del distrito del Tape, tenían tan visible objeto de darse la mano con los costaneros del Brasil, que dejaron casi abandonado el territorio intermedio entre ellos y la Asunción, donde sobraban infieles, sin embargo. El ataque simultáneo de los mamelucos sobre ambos puntos, demuestra que aquellos también se daban cuenta del plan seguido por sus poderosos rivales.