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antecesores se robustecieron al sumarse, caracterizando fuertemente al nuevo tipo. El proselitismo religioso-militar, que había suscitado en el Occidente las Cruzadas y en el Oriente la inmensa expansión islámica; el espíritu imprevisor y la altanera ociosidad característicos del aventurero; la inclinación bélica que sintetizaba todas las virtudes en el pundonor caballeresco, formaban ese legado. Rasgos semitas más peculiares, fueron el fatalismo, la tendencia fantaseadora que suscitó las novelas caballerescas, parientas tan cercanas de las Mil y Una Noches [1]; y el patriotismo, que es más bien un puro odio al extranjero, tan característico de España entonces como ahora.

Creo oportuno recordar á propósito, que el semitismo español no era puramente arábigo. Los judíos tenían en él buena parte, y sus tendencias se manifiestan dominadoras en algunas peculiaridades, como esa del patriotismo feroz.

  1. El parecido es de fondo, sin duda; en la forma, se siente la influencia de la caballería francesa y de la geografía británica, probablemente sugerida por las hazañas del Príncipe Negro en Nájera. Aquel paladín inglés fué un tipo de leyenda, aún en España.