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la persona del P. Diego de Torres Bollo, el cual empezó sus tareas acompañado por quince sacerdotes.

Bien se predisponía todo en favor de los nuevos misioneros, revelando la certeza de sus cálculos. Diríase que la América estaba predestinada á aquella influencia. En 1508, el mapa de Ruysch llamaba á la del Sur «Terra Sancta Crucis», denominación corriente, al parecer, pues el globo Lenox la repite[1]; y concretándonos al Paraguay, encontramos que éste, poco antes de la época á que voy refiriéndome, tuvo de obispo á Fray Martín Ignacio de Loyola, sobrino, nada menos, del fundador de la Compañía.

Los diecisiete años de activa labor yerbatera habían hecho intolerable la crueldad de los encomenderos; de modo que cuando Alfaro, Visitador de la Corona, realizó la investigación que ésta le había cometido sobre la situación de los indios paraguayos, no vaciló en tomar su partido, de acuerdo con los jesuítas, cuya acción apoyó deci-

  1. Llamado así porque pertenece á la colección «Lenox», de Nueva York.