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da por el eterno chasco del oro, causaron horrorosos vejámenes.

Después del combate de Guarnipitá, que trajo por consecuencia la fundación de la futura capital paraguaya, figuraron en el tributo de guerra impuesto á los indios, siete muchachas para Ayolas y dos para cada uno de sus compañeros, siendo esto la regla general.

Schmídel, actor en lo más recio del drama, y á quien no puede sospechársele exageración, dada la escasa jactancia de sus narraciones, cuenta que en la expedición contra los agaces, todos los pueblos de éstos fueron quemados. La lujuria del conquistador, está visible en la calificación de «hermosísimas y lascivas» que da á las mujeres de los jarayes, lo cual demuestra que las frecuentó; así estuviera aquella hermosura muy exagerada, como es probable, por el celibato forzado del narrador. Durante año y medio de expedición, cautivaron, dice, en las tierras de los guapás, doce mil indios; habiendo soldado raso que tenía cincuenta para su servicio. Con exageración y todo, la realidad de la esclavitud no sería menos evidente.

El instinto aventurero se sobreexcitaba hasta lo