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discutir el sectarismo de Azara, indudable por otra parte.

La conquista laica tuvo en Irala su dechado. Hombre de gobierno ante todo, su administración dió la pauta á las organizaciones futuras, que nunca pudieron sobrepujarla. Su intrepidez y su rectitud, combinadas en admirable equilibrio, le conciliaron el afecto de los indios y de los blancos.

Legislador, sus reglamentos gobernaron por muchos años el Paraguay, siendo ahora mismo, y en atención á la sociedad que organizaron, un modelo de sabiduría política. Incansable en sus empresas, dilató los límites de su territorio hasta puntos que no fueron alcanzados sino doscientos cincuenta años después; y sus expediciones al Perú, no han vuelto á repetirse.

Más político que Alvar Núñez, cuya rigidez se volvió odiosa ante sus compañeros, él supo conciliar la severidad con la blandura, hasta hacerse idolatrar por los soldados, que le veneraban como á un padre, y amar por los indios como á un justiciero protector.

La influencia española alcanzó á su impulso el máximum de eficacia. Dejó planteada en grande