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El nuevo país de que la conquista se enseñoraba, no favorecía mucho, sin embargo, las empresas puramente bélicas; y así, sus ocupantes debieron limitarse casi del todo al cometido de exploradores. Los naturales presentaron escasa resistencia, los grandes ríos facilitaron desde el comienzo las excursiones, y puede decirse que, fuera del bosque, la arduidad de la empresa no fué extrema.

La comarca se brindaba á primera vista para la fundación de un vasto imperio. Desde su geología hasta su habitante, todo presentaba caracteres uniformes.

Sobre las areniscas rojas, sincrónicas con el período cretáceo al parecer, y en todo caso muy antiguas, un vasto derrame de basalto imprimió al terreno su fisonomía actual. Otros dos productos de este fenómeno, la completaron en la forma enteramente peculiar que hasta hoy reviste. El primero es un ocre ferruginoso, que en las capas profundas se manifiesta compacto y negruzco, pulverizándose y oxidándose al contracto del aire, hasta constituir la arcilla colorada que forma el suelo de la región; el otro es un conglomerado de grava, en un cemento ferruginoso también, verdadera escoria