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20 — El Gaucho

La cincha le acomodé,
Y en un trance como aquel,
Haciendo espaldas en él
Quietito los aguardé.

Cuando cerca los sentí,
Y que ay no más se pararon,
Los pelos se me erizaron
Y aunque nada vían mis ojos,
«—No se han de morir de antojo»
—Les dije, cuando llegaron.

Yo quise hacerles saber
Que allí se hallaba un varón;
Les conocí la intención
Y solamente por eso
Fué que les gané el tirón,
Sin aguardar voz de preso.

—«Vos sos un gaucho matrero»
Dijo uno, haciéndose el güeno,
«Vos mataste un moreno
«Y otro en una pulpería,
«Y aquí está la polecía
«Que viene á justar tus cuentas;
«Te va á alzar por las cuarenta
«Si te resistís hoy día.»

—«No me vengan, contesté,
«Con relación de dijuntos;
«Esos son otros asuntos;
«Vean si me pueden llevar,
«Que yo no me he de entregar,
«Aunque vengan todos juntos.»

Pero no aguardaron más,
Y se apiaron en montón—
Como á perro cimarrón
Me rodiaron entre tantos,
Yo me encomendé á los Santos,
Y eché mano á mi facón.

Y ya vide el fogonazo
De un tiro de garabina,
Mas quiso la suerte indina
De aquel maula, que me errase,
Y ay no más lo levantase
Lo mesmo que una sardina.

A otro que estaba apurao
Acomodando una bola,
Le hice una dentrada sola
Y le hice sentir el fierro,
Y ya salió como el perro
Cuando le pisan la cola.

Era tanta la aflición
Y la angurria que tenían,
Que tuitos se me venían,
Donde yo los esperaba;
Uno al otro se estorbaba
Y con las ganas no vían.

Dos de ellos que traiban sables
Más garifos y resueltos,
En las hilachas envueltos
Enfrente se me pararon,
Y á un tiempo me atropellaron
Lo mesmo que perros sueltos.

Me fuí reculando en falso
Y el poncho adelante eché,
Y cuanto le puso el pié
Uno medio chapetón,
De pronto le dí un tirón
Y de espaldas lo largué.

Al verse sin compañero
El otro se sofrenó,
Entónces le dentré yo,
Sin dejarlo resollar,
Pero ya empezó a aflojar
Y á la pu...n...ta disparó.

Uno que en una tacuara
Había atao una tijera,
Se vino como si juera
Palenque de atar terneros,
Pero en dos tiros certeros
Salió aullando campo ajuera.

Por suerte en aquel momento
Venía coloriando el alba
Y yo dije «si me salva
La virgen en este apuro,
«En adelante le juro
«Ser más güeno que una malva.»

Pegué un brinco y entre todos
Sin miedo me entreveré—
Echo ovillo me quedé
Y ya me cargó una yunta,
Y por el suelo la punta
De mi facón les jugué.

El más engolosinao
Se me apió con un achazo;
Se lo quité con el brazo
De nó, me mata los piojos;
Y ante de que diera un paso
Le eché tierra en los dos ojos.