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Esto sucedia en aquellos tiempos en que Puerto-Rico era, segun el mismo escritor, una carga pesada para la Metrópoli; ahora que se ha convertido en uno de los brillantes de la Corona, en esto, como en todo lo demás, ha habido muy notables variaciones. ¿Quién se atrevería á decir hoy que los naturales de ella no se detienen en vender ó empeñar lo mejor de su casa para lucir en una corrida? Mas aun: ¿Quién osaria repetir una de aquellas célebres cuanto vergonzosas Cantaletas, que recordamos hasta los mas jóvenes, y en las cuales no se respetaba el honor, ni los secretos de las familias? La civilizacion y el buen juicio han desterrado estos abusos, y no debo ocuparme de ellos, puesto que no hay ya que corregirlo.

Las carreras de S. Juan y S. Pedro son en el dia una diversion honesta, grata y que puede utilizarse en bien del país; habiendo desaparecido de ellas todo cuanto tenian de inmoral y vicioso. Mas