del placer que siente al pisar de nuevo el suelo de su patria, le arrebata un sueño tan seductor.
La unidad perfectamente sostenida con formas siempre nuevas y variadas, la profundidad, delicadeza y verdad en los pensamientos, la pureza en el lenguaje, en una palabra, el mas esquisito gusto campea en toda la composicion; de suerte que citaremos algunos trozos de ella, no como mejores, sino como muestra de la belleza del todo: tales son los que siguen de la primera parte.
Mira, del céfiro en alas
volará nuestra barquilla,
dividiendo con su quilla
las olas del vasto mar;
y unidos en tierno abrazo
yo iré mil trovas cantando,
mientras tú vayas jugando
del agua con el cristal.
Ven, palomita, y marchemos
de otro nido á disfrutar,
no tengas miedo del mar:
Tú eres sirena de amor,
y el mar ama las sirenas.
No sabemos que admirar mas, si la sencillez, pureza y verdad del primero, ó la esquisita finura que cubre el sensualismo que encierran los dos primeros versos del segundo.
Como modelo de facilidad y armonía, no podemos dejar de hacer mencion de los que siguen