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¿Dónde las dos manos de acero y de seda
Que me tomarían en esta mañana
Solar, para nunca soltarme; las manos
que habrían de hacerme roja siendo blanca?
Alas de los pájaros recibid mis besos,
Flores de los prados recibid sus alas;
Buscadlo, buscadlo, aves,
Por las sendas poco transitadas.
Oh mi primavera que logró su llama,
Oh mi primavera en sus manos fuertes
Perdida y gustada!
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