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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 87

Juan Martínez de Rozas consideró que era el momento de volver a Concepción para for mar una barrera contra la amenaza de reacción. Lo estimularon la ratificación de los poderes de los diputados de Los Ángeles y de Chillán y, más aún, la condena por el Cabildo de Concepción a sus tres diputados por no haber protestado por el aumento de seis representantes que se había dado Santiago.


Enfermedad de Bernardo O’Higgins.

Bernardo O’Higgins no pudo acompañar a Juan Martínez de Rozas a Concepción, debido a que el reumatismo que sufría agudizó sus síntomas, exigiéndole reposo en el domicilio del sacerdote Juan Pablo Fretes, donde vivía por invitación de éste desde que llegó a Santiago para hacerse cargo de su diputación.

Bernardo decidió permanecer en ese domicilio bajo el cuidado de un “físico” [1] para tratar su crisis reumática. Su enfermedad no fue óbice para mantenerse al tanto de los hechos e influir sobre ellos. Esto lo confir ma la correspondencia que mantuvo con el gobernador militar de Concepción, Pedro José Benavente, entre el 6 de agosto y el 21 de noviembre de 1811. En sus cartas, Benavente, manteniendo reserva sobre lo que su amigo le comentaba, hacía la siguiente observación u otras análogas sobre las cartas recibidas: “de cuyos contenidos no hablo en particular por no molestarle y por etc. etc. (sic)” [2].

La residencia se transfor mó en un espacio de reflexión y conversaciones para el grupo radical, como lo había sido la casa de José Antonio Prieto en Concepción. En esas tertulias debieron estar presentes Juan Martínez de Rozas, antes de su partida a Concepción, el diputado Pedro Ramón Arriagada, Bernardo de Vera y Pintado, fray Camilo Henríquez, Agustín Vial, Manuel de Salas y tantos otros.

El 2 de septiembre de 1811, O’Higgins remitió al Congreso los documentos que acreditaban su reaceptación por el partido de los Ángeles, pero no se integ ró a él hasta mediados de octubre. Los problemas de salud le impidieron participar en los preparativos y en la ejecución de un movimiento sedicioso, que cuatro días después, el 4 de septiembre, generaría un cambio fundamental en el Congreso.


La revolución del 4 de septiembre

Los sectores críticos a la dirección que había tomado el Congreso, dominado por el bando moderado, habían realizado varias asonadas sin mayores resultados antes de decidirse a realizar una acción definitiva para modificar el orden existente.

Con Bernardo O’Higgins enfermo, y por lo tanto, inhábil para la acción, Martínez de Rozas ausente en Concepción y Juan Mackenna ocupado en sus tareas como gobernador de Valparaíso,

  1. Denominación dada en su tiempo a los médicos.
  2. Archivo Nacional, op. cit., Tomo I, pp. 171 -176.