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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 74

deliberante, como a la destrucción y a la dispersión de estos documentos públicos que corresponden al tiempo anterior a la reconquista española.

Los patriotas que no se dirigieron a Mendoza, buscaban hacer desaparecer las huellas de los actos revolucionarios en que habían tenido participación y así escapar de las persecuciones que les esperaban después del triunfo de los defensores del rey. Los vencedores de Rancagua usaron los escritos que encontraron para iniciar procesos contra las personas cuyos nombres aparecían en ellos, y con posterioridad a este fin, aquellos se perdieron.

En 1885 el gobierno encargó al jurisconsulto e intelectual Valentín Letelier, la publicación de las Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile desde 1811 a 1845. Como fuente para el período 1810-1811 se usaron aparte de los escasos y poco valiosos documentos pertenecientes al archivo del Ministerio del Interior, a la Biblioteca Nacional y al archivo del Senado, todos los documentos del archivo de Diego Barros Arana relativos a la primera asamblea deliberante de Chile. Dentro de ellos, y de capital importancia, fue la copia de las sesiones celebradas por el Cong reso de 1811 desde el 4 de septiembre hasta el 14 de noviembre inclusive. Esta copia fue escrita para Bernardo O’Higgins y autorizada, en 1813, por Mariano Egaña, entonces Secretario de la Junta de Gobierno. Asimismo, se ocuparon documentos usados en las obras de fray Melchor Martínez, de José Victorino Lastarria, de Ramón Briceño, de Benjamín Vicuña Mackenna y de Luis Montt.

Desde una perspectiva contemporánea, no se debería exagerar el valor y la importancia del Congreso Nacional de 1811. Diego Barros Arana opinaba que, a pesar de contar con los hombres más considerados por sus relaciones de familia, por su posición y por su fortuna, de seis eclesiásticos y de otros tantos doctores de la Universidad de San Felipe, en su gran mayoría carecían de toda noción de lo que era un parlamento y de tradiciones de algún tipo de la acción representativa, “sin más que ideas confusas de que ese sistema existía en otras naciones, pero sin conocer sus usos y sus prácticas” [1].

Según el mismo historiador, entre todos los diputados se distinguía Bernardo O’Higgins, hasta ese momento más conocido y estimado en los partidos del sur. Era en sus palabras:


“mejor preparado que casi todos los miembros del congreso, porque había visto un pueblo libre, porque había sido iniciado en su primera juv entud en el plan de dar independencia a la América y porque, junto con un juicio recto y sólido, poseía un g ran corazón que en poco tiempo había de elevarlo al más alto rango entre sus compatriotas” [2].


En su inicio, el congreso ejercía las funciones de legislador y las de gobernante, aun cuando se pensaba crear una junta ejecutiva>

  1. Barros Arana, op. cit. Tomo VIII, p. 388.
  2. Ibíd. p. 390.