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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 34

ayudarían a Miranda, representante oficial de la Convención, en las conversaciones y acuerdos con las potencias europeas [1].

La estrategia propuesta consistía en la creación de un ejército que cruzara el Atlántico hacia el Cabo de Hornos, en los meses de diciembre a febrero. Ocupados Valdivia y Talcahuano, desde Chile se organizaría una expedición de 20.000 hombres y veinte navíos que marcharían hacia el Perú [2].

Como el gobierno inglés no diera ninguna respuesta a su proposición, Miranda decidió viajar a los Estados Unidos para entrevistarse con Alexander Hamilton y Henry Knox. Ambos eran prominentes ciudadanos estadounidenses a quienes había conocido en 1783, mientras estudiaba el proceso de la revolución norteamericana y esbozaba su primer proyecto de independencia de todo el continente hispanoamericano. Empero, las autoridades inglesas le negaron esta vez el pasaporte: Pitt no estaba dispuesto a lanzarse a la aventura sudamericana pero tampoco a ceder el proyecto a otro país [3].

Con las alas cortadas, el revolucionario venezolano comenzó a dedicar la parte más importante de su tiempo a la propaganda y a la instrucción de los futuros compatriotas que lo visitaran. Escribió cartas e instrucciones secretas y fundó las logias Lautaro, las Juntas de las Patrias Americanas, la Gran Reunión Americana, la Comisión de lo Reservado y la de los Caballeros Racionales. Es en ese período cuando conoció a Ber nardo, que había llegado a Londres sin recursos y desorientado, sin un claro sentido para su vida.

O’Higgins, en un ensayo de memoria del cual se ha recuperado solamente el pliego inicial, escrito de su puño y letra en tercera persona, se refirió en los siguientes términos a ese período:


“Eran muy pocos los jóvenes de América que en aquella época se educaban en Inglaterra. El general Miranda se contrae exclusivamente a buscarlos para instruirlos y probarlos en el gusto del dulce fruto del árbol de la libertad. Elige entre ellos a su más predilecto discípulo, a O’Higgins, que para su educación había sido mandado por su padre a una Academia de Inglater ra desde los 14 años de su edad. O’Higgins, nutrido ya en los principios liberales y amor a la libertad, que entonces ardía demasiado en los corazones de la juventud europea, comienza a divisar las obligaciones que tenía que llenar” [4].


Bernardo explica a continuación cómo Miranda lo inició en los secretos de los gabinetes de Europa y de Washington con respecto a los asuntos de América. Recuerda, además, la valiosa biblioteca del venezolano:

  1. Arancibia Clavel, Roberto. “Ber nardo O’Higgins en Londres y la influencia británica en su personalidad”. En: Ghymers H. Christian (Ed.) . Seminario Inter nacional Francisco de Miranda y Ber nardo O’Higgins en la Emancipación Hispanoamericana (pp. 20-59). Santiago de Chile: Instituto O’Higginiano de Chile – Asociación Internacional Andrés Bello, 2002, p. 32 y Dietrich, op. cit., p. 208.
  2. Arancibia, “Bernardo O’Higgins...”, op. cit., p. 33.
  3. Dietrich, op. cit., p. 216.
  4. Archivo Nacional, op. cit. Tomo I, pp. 26-29.