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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 20

militar, considerando “la virilidad, buen sentido y modestia” [1] mostrados en su carta. Entre otros valiosos antecedentes se refería al Congreso Nacional recientemente convocado. Por una parte, alababa la destreza de Martínez de Rozas al “contrarrestar la acción de un partido rico y poderoso, que suple con su astucia y con sus artificios su falta de talento”''[2]. Para lograrlo —le comenta— debió amenazarlos con retirarse a Concepción y denunciarlos allí “al ejército y al pueblo como traidores que complotaban vender al país a esos abominables herejes, Bonaparte y los franceses”[3].

El futuro Congreso es juzgado negativamente por Mackenna:

“Podemos esperar tanto que un ciego entienda de colores como que el pueblo de Chile entienda la legislación [...] . A decir verdad, nada me deja más perplejo que querer formarme idea de qué especie de cosa pueda resultar un Congreso chileno — decía a Bernardo — La historia de la humanidad no presenta ejemplo alguno de una asamblea de hombres absolutamente faltos de conocimiento y de experiencia, que tomen sobre sí la ardua tarea de legislar, que requiere un saber variado y profundo y una grande experimentación previa. Pronto lo veremos; la convocatoria

va a hacerse luego [4] y espero su resultado con interés y ansiedad no pequeños” [5]

Por otra parte, el militar encontraba plausible el aserto de O’Higgins de que “mientras más pronto comencemos nuestra lección, mejor”[6], pero se preguntaba: “Cuando los responsables del pueblo de Chile se hallen reunidos para dar leyes al país ¿En dónde estará la persona capaz de enseñarlos? O si la encuentra ¿Será escuchada?” [7].

Pero ya los dados estaban echados: la tenacidad del joven Bernardo O’Higgins y su influjo sobre Juan Martínez de Rozas habían tenido como resultado la convocatoria a un Congreso, y con ella, se abrió el 4 de julio de 1811 la primera página de la historia parlamentaria de la nueva nación.

Todos los antecedentes anteriores per miten formarse un perfil, más bien externo, del joven revolucionario que se aprestaba a participar en el nuevo Congreso. En los dos capítulos siguientes se ofrece un ensayo de acercamiento a sus ideas políticas y al modo que buscó de llevarlas a la realidad como diputado al Congreso de 1811.

  1. Ibíd. p. 74.
  2. Ibíd. p. 72.
  3. Ibídem.
  4. Nuevo error del secretario Thomas. El Congreso había sido convocado veinte días antes.
  5. Archivo Nacional, op. cit., T. I, pp.
  6. Ibíd. p. 68.
  7. Ibíd. p. 78.