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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 15

talento administrativo y su tesón, heredados de su padre, a la incomparable calidad de las tierras de la Isla de la Laja [1].

Usó en ellas lo que había conocido de la reciente revolución ag rícola inglesa, como los fosos y cercos para fijar su propiedad o separar los diversos potreros, la rotación de los cultivos y el uso de nuevas herramientas.

Conforme al Inventario de la Hacienda de Las Canteras de Ballenar[2], confeccionado por el mismo Bernardo, basándose en información que conservaba sobre su estado en 1810, seis años después de haber sido recibida la hacienda, la producción agrícola orientada a viñas y frutales alcanzaba a 85.000 plantas, siendo los otros rubros las papas, el trigo y el forraje. Asimismo, contaba con 10.228 cabezas de vacuno, en sus correspondientes potreros y potrerillos, entre los cuales, sólo para el vacuno de engorda, el principal potrero tenía cuatro leguas [3]

En las labores ag rícolas de la hacienda participaban alrededor de 400 inquilinos, principalmente a través del sistema de medieros. En varias ocasiones Bernardo contrató para ellas a ingleses que habían naufragado en costas del reino.

El joven Bernardo, constituido en un próspero agricultor, ter minó de construir su nueva casa en sus tierras, en 1808. Si bien es fácil imaginar, como lo hizo Vicuña Mackenna, que la primera impresión que Bernardo tuvo del país —después de quince años de estar en el extranjero viviendo en ciudades como Lima de la época, Cádiz y Londres— debe haberle producido un profundo desaliento, la actividad agrícola lo llenó de satisfacciones. También lo hizo olvidar las tribulaciones sufridas en Europa y la g ran tristeza de nunca haber tenido el gusto de ver y abrazar a su padre, como lo deseaba [4]. Es así como, en enero de 1811, Bernardo escribió a Juan

  1. La Villa de Nuestra Señora de Los Ángeles fue fundada en 1739 con el fin de poblar el territorio comprendido entre los ríos Laja y Bío Bío y la Cordillera de Los Andes, conocido como Isla de La Laja. Esta comarca fue incorporada a la producción agropecuaria. Las Canteras era una entre otras haciendas destinadas de for ma preferencial a la crianza ganadera. Dentro de la organización territorial borbónica, la Isla de La Laja era uno de los partidos de la Intendencia de Concepción, siendo su capital la Villa de Santa María de Los Ángeles que se emplazaba en su centro. La Hacienda San José de Las Canteras de Ballenar era vecina a la Villa
  2. Bernardo O’Higgins hizo este inventario en 1824, durante su exilio en el Perú, en vísperas de incorporarse al Ejército Libertador que comandaba Simón Bolívar. Como ignoraba cual sería la suerte que le estaba deparada en la campaña, creía que podría servir a sus herederos, en el caso de que falleciera, para solicitar al Gobierno de Chile una justa indemnización
  3. La legua española cor responde, aproximadamente, a 5.572,7 metros. Para disponer de alguna referencia sobre volúmenes de ganado vacuno: en el valle de La Ligua el total de cabezas de ganado mayor fue estimado en 24.325, en 1818. La Hacienda de Pullaly, que había sido una de las encomiendas más importantes del reino, contaba con siete mil vacas y obtenía una “parición” de mil quinientos ter neros por año (Mellafe Rojas, Rolando y René Salinas Meza. “Sociedad y población rural en la for mación de Chile actual: La Ligua 1700-1850”. Eds. de la Universidad de Chile, Santiago, 1988, p. 111).
  4. En 1800 escribió, desde Cádiz, a don Ambrosio, en Lima: “Dios guarde la preciosa vida de V.E . Adiós, amantísimo padre, hasta que el cielo me conceda el gusto de darle un abrazo; hasta entonces no estaré contento, ni seré feliz” (de la Cr uz, Er nesto. “Epistolario de D. Ber nardo ÓHiggins”, Tomo I (1798-1819). Editorial América, Madrid, 1920, p. 22)