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de todas edades, para que la haya y tenga, en virtud de esta disposición, como suya propia, encargándole procure conservarla y perpetuarla en su familia” [1].

El juicio de residencia correspondiente a Ambrosio O’Higgins y la partición de la herencia tardaron el cumplimiento de ésta.

Sólo el 29 de enero de 1804 se iniciaron los actos posesorios de la hacienda con un rodeo que duró 22 días, en el que se bajaron a los llanos, a fuerza de lazo, no menos de seiscientas reses alzadas [2]. Concluida esta faena, el 19 de febrero, el escribano de Los Ángeles, Miguel del Burgo, realizó el ritual propio de la entrega formal tomando de la mano al que llamó “don Ber nardo O’Higgins Ballenar” e introduciéndolo en las 16.699 cuadras de tierra correspondientes a la hacienda de San José de Las Canteras de Ballenar —como la había denominado Ambrosio O’Higgins una vez que fue su dueño [3]. Bernardo se paseó por ellas e hizo las demostraciones necesarias en derecho “en señal de verdadera, real, actual, civil y natural posesión”[4].

El rodeo había bajado a los llanos cuatro mil trescientos vacunos y quinientos cuarenta caballares. Como el testamento del virrey se refería a sólo tres mil reses hubo ntercambios de opiniones entre Bernardo, el escribano Miguel del Burgo, José de la Cruz, apoderado de Tomás O’Higgins, sobrino del virrey avecindado en Chile y, al año siguiente, el albacea de Ambrosio, José de Gorbea, sobre el excedente en vacunos y sobre los caballares que no figuraban en el testamento. En definitiva, el ganado equino fue dividido por el albacea en iguales partes entre los dos primos, que también llegaron a un acuerdo económico por el excedente en vacunos lo que per mitió a Bernardo mantenerlo en su hacienda.

El cumplimiento del acuerdo y la misma existencia de los animales se vieron afectados por la situación bélica posterior, lo que llevó a Bernardo y a Tomás O’Higgins a transar “amigable y privadamente” sobre el asunto, como lo aclaró el primero al albacea de Tomás, el canónigo Alejo Eyzaguirre, que a la muerte del primo le recordara a Ber nardo una deuda de siete mil pesos por el ganado excedente [5]. Empero —de acuerdo a lo afir mado por el biógrafo Jorge Ibáñez Vergara— desconociendo lo dicho por O’Higgins, el albacea Eyzaguirre continuó con el juicio de cobranza que había iniciado el mismo Tomás O’Higgins, el año 1826. Terminó, después de muerto Ber nardo, con el pago al albacea “de la cantidad de 16.000 pesos de los 24.000 en que el General Manuel Bulnes compró el predio”[6].

En los años siguientes, el novel estanciero aplicó su reconocido

  1. 2 Ibíd.p.40.
  2. Vicuña Mackenna, Benjamín. “La vida de O’Higgins. La corona del héroe”. En Obras Completas de Benjamín Vicuña Mackenna. Volumen V. Dirección General de Prisiones, Santiago de Chile, 1936, p. 99
  3. Molina Riquelme, Neftalí. “Noticias sobre la Hacienda San José de Las Canteras de Ballenar, herencia paterna del Libertador”. En: Revista del Libertador Bernardo ÓHiggins, Año II, N° 2, pp. 261-265
  4. Eyzaguirre Gutiérrez, Jaime. “O’Higgins”. Ed . Zig-Zag, Santiago de Chile, 1972, p. 47
  5. Archivo Nacional. “Archivo de don Bernardo ÓHiggins”. T. XXXI, pp. 205-206
  6. Ibáñez Vergara, Jorge. “O’Higgins el Libertador”. Instituto O’Higginiano de Chile, Santiago de Chile, 2001, p. 45