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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 103

Seis días después, Bernardo O’Higgins enviaba al Presidente de la Junta Provincial de Concepción el siguiente oficio relatándole estos hechos y los que siguieron:


“Hallándome con licencia del alto Cong reso, para restablecer mi salud, por dos meses, en mi provincia, después de otros dos meses de cama, y con la comisión de presidir de tránsito la elección de Diputado de Curicó, por desavenencias entre el pueblo de aquel partido y su subdelegado [1], hice partir mi equipaje y al montar a caballo, a las 7 de la mañana del 15 del cor riente, tuve noticia que el Comandante del Cuerpo de Granaderos, don Juan José Carrera, había pasado oficio a la Junta Gubernativa, con copia de un bando para que lo publicase, convocando al pueblo para que se regenerase el Gobierno, y otro al Excelentísimo señor Presidente del Cong reso, para que mandase a los Diputados a concurrir a su Sala Consistorial para acordar lo conv eniente a esa reforma.
Esta novedad imprevista me hizo demorar hasta v er el resultado, de que acaso dependería el éxito de mi comisión; y como en todo este día 15 nada se hubiese concluido por la discordancia de los cuatro personeros que nombró el pueblo con los Jefes de los Cuerpos veteranos, en orden a los tres vocales que debían componer la Junta, se suspendió para el 16 la sesión per manente que tuvo el Cong reso desde las ocho y media del día hasta las ocho de la noche del 15, en que, por conclusión, se acordó se publicase nuevo bando para la concur rencia del pueblo patriótico, que debería nombrar de nuevo personeros de su satisfacción, a quienes significase sus peticiones, y ellos al Cabildo, a fin de que éste, notoriándolas a los Jefes militares para su uniformidad, las elevase al Congreso para su examen y decisión, encargando a los Jefes militares el buen orden, tranquilidad y seguridad pública en esa noche.
Esta indecisión me hizo quedar sin equipaje hasta el día 16 siguiente, en que se hizo todo lo prevenido. El Congreso se cong regó desde las ocho y media de la mañana para esperar el resultado y acordar confor me a las ocurrencias. La nueva discordancia del pueblo con los Jefes militares en orden a algunos puntos, y la perplejidad de éstos con las anotaciones o adiciones hechas a las proposiciones del pueblo, hicieron suspender la deliberación del Cong reso que se mantuvo hasta las nueve de la noche, a cuya hora vino a resolv er el punto principal, en que estaban todos de acuerdo, y fue que el Poder Ejecutivo o Junta de Gobier no se compusiese de solo tres vocales, que serían, por la provincia de Concepción, el señor Brigadier don Juan Martínez de Rozas, y yo de suplente o en propiedad si no viniese el señor Rozas; el Sargento Mayor don José Miguel Carrera por la de Santiago, y el doctor don Gaspar Marín por la del Norte o Coquimbo, reservándose para el lunes 18 la discusión y acuerdo de las demás proposiciones del pueblo y Jefes de los Cuerpos veteranos, en que había algunas diametralmente opuestas.
Me hallaba en mi casa sin noticia de esto, cuando se me mandó llamar por el alto Cong reso, a las ocho y media de la noche de ese día 16. Llegado, se me dijo por el Excmo. Señor Presidente don Juan Pablo Fretes, que estaba nombrado de vocal de la Junta de Gobier no en los términos antes insinuados. A esto contesté que mi salud no restablecida,
  1. En la sesión del 7 de noviembre de 1811 se había comisionado al diputado Ber nardo O’Higgins para que presidiera las elecciones de diputados en Curicó que se habían complicado por diversos motivos.