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El Dilettantismo sentimental

para predecir siniestros a los humanos". El, que fué el punto de mira de los sabios; ejemplo de bien decir de los cortesanos; espada de los guerreros; esperanza y flor del reino; espejo de la moda; modelo de las costumbres"; ver hoy "esa noble y suprema razón turbada; esas formas incomparables, esa bella y noble fisonomía ajada y desfigurada por la demencia en la flor de la edad".

Ferri, en la obra "Los criminales en el arte y en la literatura", entre otras inexactitudes referentes a Hamlet, basa así su diagnóstico de loco—criminal: "El asesinato gratuito y absurdo de Polonio, por lo raro e inú bastaría para probar la impulsividad ir:

ble de Hamlet" el que envainó la espada ante el enemigo indefenso para poder condenarlo en esta y en la otra vida "puesto que el anciano consejero, oculto tras el tapiz, no había llegado a sorprender ningún secreto comprometedor". Recórrase el pasaje (Escena IV del acto III): Polonio, oculto, oye a la reina pedir socorro y a su vez grita. Hamlet lo mata creyendo ultimar al rey.

Más lejos Ferri añade: "Su alucinación, cuando cree ver y oir hablar a la sombra del padre, es prueba decisiva de alienación mental"; olvidando que, para Shakespeare y para todo el siglo XVI como para los campesinos de hoy, es verdad innegable la de esas apariciones. Entre nosotros, por ejemplo, no hay "estancia" sin su leyenda: ya es el ánima del guitarrero asesinado que rasguea melancólicos tristes tras la peña blanca en noche de huracán; o la madre cristiana que salvó a los hijitos del poder de la indiada y que, perseguida, se arrojó en el torrente, a la orilla del cual da sombra el sauce aparecido al otro día y donde la blanca fantasma suele mostrarse en noche de luna; o ya es la higuera del diablo, rajada por el espíritu infernal escapado de ella en forma de rayo y que suele habitarla dejando huellas azufradas...