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El Dilettantismo sentimental

ML DILETTANTISMO SENTIMENTAL 95, treza con Laerte, Horacio, presintiendo la traición, ruégale no acepte el desafío. Mas el filósofo pesimista pronuncia la sentencia: un pajarillo no muere sin orden especial de la Providencia... "Si mi hora ha llegado, no está por llegar; si no está por llegar, ha llegado ya; y si no ha llegado aún, esperémosla siempre:

ya que nadie, al abandonar esta vida, sabe lo que deja en el porvenir, ¿qué importa morir ahora o más tarde?" Herido, envenenado por Laerte, a instigación del rey, consuma en éste su venganza y perdona a su asesino, hermano de la que tanto amó, implorando para él la clemencia del cielo.

Al despedirse del fiel Horacio le suplica arrastre la penosa existencia en este mundo odioso por unos días más para contar su trágica vida.

Y, después de asegurar la sucesión del trono dande su voto al más valiente, encara la muerte dudando:

"Lo demás... es un eterno silencio".

De todas las ideas religiosas que informan el drama, una queda en pie hoy: la duda postrera; otra es ya ridícula: la aparición del fantasma; las demás son prejuicios, supervivencias de morales extinguidas o crepusculares".

Tal la fe en la Providencia cuya mano defiende la majestad real o moldea y conduce a un fin nuestros informes proyectos humanos, la fe en un dios personal constantemente invocado para que aliente, castigue o premie a su criatura; para que corrija día a día, segundo a segundo, las pruebas llenas de erratas del .original Cosmos.

Tal la ansiosa espera del pasaje al otro mundo, considerando el terrenal como etapa transitoria, efímera, peligrosa, llená de tentaciones infernales, necesitado de gracia divina.

Tal la escisión en alma y cuerpo. La obra maestra de la creación es el alma humana, tan noble por su