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Raquel Camaña

en esta última. Verdad es que "las formas, los contornos, los sonidos se corresponden mutuamente"pero ellos no son más que la manifestación externa de la idea al encarnarse, al hacerse visible. Con Verlaine y Mallarmé la poesía fenece bajo tan acabada per fección exclusiva de la forma: así para rellenar el esqueleto que tan bello ropaje cubre, invéntase el simbolismo. Verlaine, que gustaba de la miel del pecado y del acíbar del remordimiento, como toda alma débil y violenta, rompió con la precisión mate mática de los "impersonales, volvió a la fuente de inspiración romántica. Tal fué la nueva religión, con Mallarmé por hierofante, que predicó, para la joven América el cantor de "Azul". Y la joven América respondió a su voz y, descollando entre todos, Lugones, aquel que, como Gongora, es unas veces angel de luz, y de tinieblas, otras".

66 Oidlo en su "Libro dedicado a la luna... Especie de venganza con que sueño, casi desde la niñez, siempre que me veo acometido por la vida".

El ímpetu bellaco Encanalla acritudes de tabaco; Y casi musical como un solfeo Chillan aspavientas de jóvenes criadas, Dichosamente frotadas Por aquel enorme escarceo...

Cuando a mitad de estéril soponcio, Surge una culebra de múltiples dardos, Crepitada en ansias de estroncio Sobre tres catástrofes de petardos.

Fray Gerundio preguntaría: ¿De quién es este gutural vérvico sonido? Pero, atención, que oigo no sé qué articulado acento en las etéreas campanas. Oigamos lo que dice, y quizás por ello deduciremos quién lo profiere: