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Introducción

los hombres actuales cuyas tendencias, ideas y sentimientos responden en su inmensa mayoría—a la organización social actual. Tal cambio, tal revolución puede sólo nacer como resultado de la fantasía, y si en algún momento de su historia un pueblo se ha visto ante una posibilidad semejante, ha resultado de ella un choque de energías opuestas cuyas consecuencias no han sido nunca tales como las previeron y descaron los que impulsaron el movimiento. Los hombres obran en relación al medio en que se encuentran, en la medida y la dirección que marcan sus sentimientos y sus ideas, resultado de la educación y de la herencia.

De ahí que todo espíritu lógico se vea llevado, al hacer la crítica de nuestra organización social, al estudio de nuestro sistema de educación, se sienta impulsado a buscar los errores esenciales que encierre y tienda a mejorarlo.

Esta es la razón profunda que ha guiado la actividad de Raquel Camaña. Maestra, se ha ocupado de la educación, no por interés o tendencia profesional, sino por la íntima convicción que tenía del valor fundamental de esta cuestión y su atención ha sido solicitada especialmente por la educación sexual porque había creído encontrar, en la forma como hoy es entendida, uno de sus más graves errores, de sus más esenciales vicios.

De esas justas preocupaciones de su espíritu hay un rastro permanente y hondo en sus estudios literarios, en sus crónicas, en sus notas de viaje (1), cuya belleza de estilo es una simple vestidura de ideas e impresiones que invitan siempre a meditar, mirando más allá; pero es en los escritos propiamente peda(1) Reunidas en el volumen El dilettantismo sentimental y otros ensayos.