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El Dilettantismo sentimental

al volterianismo; con Vigny, místico, discreto, elegan te, cae en un pesimismo a lo Schopenhauer.

Los románticos comprendieron que los pensamientos nuevos no debían ser rimados a la antigua, como aconsejara Chénier, sino que debían ser expresados en términos nuevos o por medios artísticos que renovaran el estilo y la métrica.

Más adelante, al estudiar cómo y dónde nace la actual decadencia literaria—en algo semejante a esa enfermedad del idioma que se llamó gongorismo en España, preciocismo en Francia, marinismo en Italia y eufonismo en Inglaterra—veremos que no es ajena a ella esa renovación de las formas ensayada por la primera generación de románticos franceses.

El punto de arranque de la segunda generación romántica lo marca la aparición de "Las confesiones de José Delorme" y de "Los Consuelos" en las que, si Sainte—Beuve no llega a la altura a que lo elevarán sus "Causeries du Lundi", le cupo la gloria de renovar y de orientar el movimiento literario. Es núeleo de esa generación. Musset, el egolátrico. Aterto únicamente a su propia personalidad, no habla sino de sus gustos y deseos, de sus ensueños de felicidad personal, analizando y expresando todo lo que cree distinguir en sí mismo que lo separe del resto de los mortales. Su poesía, un tanto mórbida y casi patciógica, llega a ser la de un neurasténico agudo en "Rolla' y en algunos capítulos de "La confesión de un hijo del siglo".

Teófilo Gautier es el poeta—pintor: Describe lugares, resucita pintorescamente el pasado, imita fielmente, sabe limitarse.

Pasado el año 30, preocupan a Francia problemas de economía social. Lamartine encarna la poesía filosófica; Vigny pasa de la poesía personal a la objetiva es un pesimista a quien la nobleza de su elevado espíritu salva de la desaparición haciéndolo