Página:El Dilettantismo sentimental.djvu/151

Esta página no ha sido corregida
151
El Dilettantismo sentimental

aprovechaba paseo y paseo para incendiarla con amorosas ojeadas o distraerla con sutiles chascarrillos de cuyas consecuentes risas creíase blanco nuestro pobre amigo rojo de ira. Mi observatorio—como lo bautizaron los de la Punta Brava—miraba sobre la cubierta y el ruido del grueso y potente chorro de las mangas de riego caía acompasando el vaivén del oleaje que contra la borda rompía manso y harmónico.

Involuntariamente, dada mi posición, observaba lo que pasaba en la cubierta baja de tercera y lo que en la nuestra sucedía. De pronto el chileno me hace notar que algo gra debía ocurrir cuando el médico, que departía hacía rato con la bella brasilera, la dejó, después de una indicación del oficial de guardia, y apresuradamente se dirigió, pasando ante nosotros, hacia la escalerilla que da acceso a la tercera. Llegado a la cubierta baja. desapareció como por escotillón: Su presencia había sido requerida por el grave estado de un enfermito inmigrante.

Pasaba el tiempo y el médico no volvíaquieta, al parecer, la brasileña comenzó a pasear escoltada por los hermanitos. Conmovida ante la pena de mi compañero el caballero chileno. detuve a la bella desdeñosa preguntándole por la salud de la siempre doliente mamá. Y ya había logrado que el Inchileno metiera baza con relativo éxito contándonos uno de sus innumerables chistes, cuando de súbito un juramente mondo y rotundo como bala rasa subió de la tercera. Miramos y ¡oh justicia marinera, qué plato divino de venganza, qué placer de dioses ofreciste al cariacontecido caballero chileno! Su odiado rival tal se veía allá abajo, que fué blanco de las ojeadas burlonas y de las mal contenidas al principio y por fin estruendosas carcajadas de su preciado bien:

Deseoso de volver a gustar lo antes posible del sabroso palique, en mala hora cortado, el galeno irrum-