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El Dilettantismo sentimental

galos a tu alma con lazos de acero; pero no prodigues tu mano y tus caricias al primer recién llegado. Evita cuidadosamente el verte envuelto en querellas, pero una vez trabadas compórtate de modo que el adversario te evite. Presta atento oído a todos, reserva tu voz a un pequeño número; acoge toda crítica, mantente reservado en tus juicios. Viste con tanta elegancia como tu bolsa lo permita, pero jamás seas afectado ni extravagante; sé rico, mas no fastuoso, pues la apariencia denuncia al hombre y los caballeros franceses más distinguidos por la nobleza y por la posición muestran en esto exquisito y noble gusto. No seas acreedor ni deudor, pues a menudo quien presta pierde dinero y amigos y las deudas matan el espíritu de economía. Ten en cuenta ésto sobre todo: "Sé sincero contigo mismo y por igual ley que la noche sigue al día no podrás ser falso con los demás"; hasta la profética que clama con Hamlet: "Más cosas hay en el cielo y en la tierra de las imaginadas por la soñadora filosofía".

Aquellos que han imprecado en horas de desaliento con palabras semejantes a las del príncipe filósofo:

"¡Míseros de nosotros, juguetes de la creación, ¿por qué nos agitas con tan horrendas sacudidas, por qué nos afliges con pensamientos que van más allá de lo que nuestra alma resiste?", deben consolarse repitiendo la sentencia del mismo Hamlet: "Nada es bueno ni malo sino por nuestra imaginación".