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EL CARDENAL CISNEROS

mismas no tuvieran el pedestal más bello en la humildad de su orígen. Riámonos de estas debilidades humanas, y exclamemos con Juvenal, á propósito de ellas:

Malo pater tibi sit Thersitae, dumondo tu sis
Æacide similis, Vulcaniaque arma capusas,
Quam te Thersitae similem producat Achilles.

Indudablemente Cisneros era de noble alcurnia; pero segun Gonzalo de Oviedo, en sus Quincuagenas, el padre de Cisneros fué un hidalgo pobre, que habiendo consumido su escasa fortuna en la educación de sus hijos tuvo que dedicarse á ejercer la profesión de abogado. ¡Nobilísimo en verdad y honrado padre que cifraba el mejor porvenir de sus hijos en la sólida educación que les daba, condenándose por ello al trabajo en los últimos años de su vida!

Cisneros fué destinado por sus padres desde niño al estado eclesiástico, entonces, como ahora, uno de los más considerados, influyentes y lucrativos en este buen pais de España. Estudió gramática en Alcalá, y á los catorce años ingresó en la Universidad de Salamanca, la Atenas española por entonces, en donde se consagró, con todo el ardor de su carácter, al estudio del derecho civil y canónico; de suerte que, al cabo de seis años, pudo recibir el grado de Bachiller en ambos derechos, cosa muy rara en aquellos tiempos y aun en los nuestros, si se atiende á la poca edad de Cisneros. Todavía hizo más, y fué dedicarse á la enseñanza de aquellas mismas materias para buscarse medios de subsistencia y ahorrar á sus padres los gastos consiguientes, conducta que descubría tempranamente la generosidad de su corazón y la austera seriedad de su carácter.


III.


Terminados sus estudios, Cisneros volvió á la casa paterna, de la cual le alejó bien pronto el temor de ser gravoso. Entonces cruzó por su imaginación la idea atrevidísima de trasladarse á Roma, y después de madurarla en su cabeza, la puso en planta en seguida. Grande era el dispendio que requería viaje tan largo y escasos sus recursos; pero empezando por dar muestras de aquel carácter para el cual no existían obstáculos, se puso en marcha, aunque poco después, en Aix de Provenza, tuvo que suspender su