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Elvira, Elvira, en el delirio mio
Pura imágen del cielo te creí,
Y esclavo de tu mágico albedrío
Te adoró el corazon con frenesí.

¡Ay! cuán gratas recuerda mi memoria
Las horas que á tu lado yo pasaba,
Embriagado en un éxtasis de gloria
Al decirte, mi bien, que te adoraba!

Gozábamos entonces de ventura,
De placeres y dichas mil suaves,
Y oíamos cantar en la espesura
En dulce son las trinadoras aves.

Reclinados al par alegremente
Sobre la verde y perfumada alfombra,
Arboles mil del rojo sol ardiente
Nos resguardaban con su fresca sombra.

Y en tu seno de amores delirante