de la cueva de Polifemo).[1].
¡Oh Baco! siempre estoy sufriendo innumerables trabajos por tu causa; lo mismo ahora que en la flor de mi juventud: el primero fué cuando, arrebatado por el furor que te inspirara Juno,[2] huiste abandonando á las ninfas de los montes, tus nodrizas; despues siendo tu esforzado auxiliar en aquel combate de la guerra de los Gigantes,[3] en que maté á Encélado, atravesando su escudo con mi lanza. Mas...esto que digo ¿fuė realidad ó sueño? ¡Oh! no hay duda. Yo mismo enseñé los despojos á Baco. Pero el trabajo que ahora me aflige sobrepuja á todos. En cuanto supe que, para que te vendiesen en remotas tierras, Juno habia lanzado contra ti los piratas del Tirreno,[4] me embarqué con mis hijos y parti en tu busca; yo mismo colocado en la alta popa y agarrado al timon dirigia la nave vigorosamente impulsada por mis