Página:El Angel de la Sombra.djvu/40

Esta página ha sido corregida
40
LEOPOLDO LUGONES

fesor", cualquier conato tendiente a proseguir o anticipar el tema literario.

—Cada cual su gusto y provecho—sentenciaba—y el mío consiste ahora en escuchar.

De sobremesa, solía recordar con el doctor, que era aficionado, algún certamen de esgrima:

—Lo que no me explico, decíale Sandoval, es cómo, siendo tan fuerte, nunca quiere usted figurar en ninguno.

—Es que no hago sino esgrima de combate.

—Y lo que me explico menos, intervino una vez Efraim, es cómo se da tiempo para todo. Porque me dijo el maestro de armas que nunca deja de tirar...

—Es la voluntad, Tato, afirmó Luisa.

—Sí, pues; la disciplina que te falta, completó el doctor , y que te haría tanto bien. Porque a despecho de tu buena constitución, eres más bien un poco endeble...

Efraim se encogió de hombros con displicencia.

—... O demasiado nervioso si quieres... y con esto, bastante impulsivo.

—Razón de más! Razón de más!—sentenció don Tristán, apoyándolo con los tres golpecitos de costumbre.

Suárez Vallejo calló, ganándose con ello la simpatía de Efraim.


XI


—Por qué no hace más que esgrima de combate? habíale preguntado Luisa, la tarde siguiente, mientras Efraim atendía a Adelita en el piano.