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el anacronópete
Sindulfo se separó bruscamente de Pendencia, que con un:
—Á la orden, don Pichichi; corrió en busca de su amo, en quien mis lectores habrán ya reconocido al
capitán de húsares que al principio de esta historia se apeó del ómnibus en la cabecera del puente.
—¿Quién ha venido? ¿Habéis visto á álguien por el balcón?—fué la primera pregunta formulada por el atribulado tío al entrar en las habitaciones de su sobrina.
—¿Y á quién quiere usted que veamos si nos pone