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CAPÍTULO V
Cupido y Marte
ientras se montaba el armatoste en el área que le habían destinado en el palacio de la exposición, don Sindulfo se estableció con su familia en el hotel de la Concordia sito en el boulevard Malesherbes. Inútil es decir que las horas que el sabio se pasaba en el Campo de Marte dirigiendo los trabajos, Clara y Juanita quedaban encerradas bajo llave en sus habitaciones; pues, celoso como un turco, nuestro compatriota temía á cada momento una evasión ó un rapto. Cuando sacaba á las muchachas á paseo, siempre lo hacía en coche, y no asistían al teatro sino en palco con celosías.
Todas estas precauciones, la distancia que los separaba de Madrid, la idea de dejar pronto la edad pre-