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Ol ♦ De dónde proviene el poderoso atractivo que encierra el antiguo imperio de los Faraones? ¿Cómo se explica que su nombre, su historia, su modo dé ser y sus monumentos nos interesen de una manera muy distinta que los de otras naciones de la antigüedad”? No sólo la parte instruida y culta de los pueblos occidentales, sino también los hombres todos, sea la que se quiera su condición, es decir, el mundo entero, conoce el Egipto y los antiquísimos caracteres que de los demás países le distinguen. Antes que el niño conozca el nombre del rey ó del príncipe de su país, ha oído hablar, y no poco, del Faraón bueno y del malo; antes que haya encomendado á la memoria los nombres de los ríos que cruzan su patria, oyó hablar del Nilo, en cuyas riberas, cubiertas de cañaverales, fue encontrado por la compasiva princesa el cestito de juncos, que encerraba al tierno Moisés. ¿Quién no conoce ya desde niño la historia, embelesadora para todas las edades de la vida, del virtuoso y prudente José, y aquel venerable Egipto, en que encontró su salvación la Madre de Dios con su hijo Jesús? Pero la Sagrada Escritura, que nos habla especialmente del valle del Nilo, nada nos dice de las Pirámides, ni de las otras obras humanas, que con estar sujetas á destrucción como