Ante semejantes hechos comprendió la Puerta que aquél su súbdito que gobernaba el Egipto con poder ilimitado, convertíase para ella en enemigo peligroso, y en consecuencia le encargó que emprendiera una campaña contra los ouahhabitas. Eran éstos los miembros de una secta formidable, fundada por un tal Abd—el-Ouahhab, todavía existente, que se había propuesto el restablecimiento del primitivo monoteísmo musulmán, y en consecuencia combatia de una manera especial la devoción á los santones, ejerciendo en toda la Arabia, en la época á que nos referimos, tan extraordinaria influencia, que sus secuaces lograron sin maoi esfuerzo apoderarse de los lugares santos de la Meca y de Medina, amenazando con arrojar de ellos á los verdaderos creyentes. Tousom, hijo de Mehemet-Alí y después de él
su hijo adoptivo Ibrahim-bajá, uno de los más notables generales de nuestro siglo, pusieron término á esta guerra en la cual resultaron vencedores. En las batallas que Ibrahim dio más tarde, pudo ya contar con tropas egipcias reclutadas entre los felahes, y no con mercenarios albaneses; pues su padre logró desembarazarse por completo de esos insolentes aventureros. En su mayor parte, y con ellos uno de los hijos del virey, perecieron en una expedición contra la Nubia y contra los negros del Sudan: los que sobrevivieron encontráronse á su regreso con un ejército aguerrido y disciplinado contra el cual nada podían. En 1824 Ibrahim-bajá se dirigió á Grecia al frente de sus tropas felahes, á fin de prestar auxilio al sultán contra los helenos, que habían levantado el estandarte de la independencia, y sometió la Morea, en la que permaneció hasta 1828, en el cual