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Acta Apostolicae Sedis. - Comentario Oficial.

Al contrario, el conflicto actual se vuelve aún más grave pues, donde los turbulentos innovadores de los viejos tiempos mantenía aún un resto del tesoro de la doctrina revelada, los modernos parece que quieren descansar hasta no verla completamente desaparecida. Ahora, después de haber derrumbado los cimientos de la religión, el vínculo de la sociedad civil necesariamente también se disuelve. Triste espectáculo en el presente, amenazante para el futuro; no porque haya que temer por la seguridad de la Iglesia, de la cual las promesas divinas no permiten dudar, sino por los peligros que se ciernen sobre las familias y las naciones, especialmente a aquellos que o fomentan con más estudio o toleran con más indiferencia este pestífero aliento de impiedad.

En una guerra tan impía y estéril, a veces librada y propagada con la ayuda de los mismos que más deberían apoyarnos y apoyar nuestra causa; ante una transformación tan múltiple de errores y llena de tan variados vicios tan, que por unos y por otros también muchos de los nuestros se dejan halagar, seducidos por la apariencia de novedad y doctrina, o por la ilusión de que la Iglesia puede estar amigablemente acorde con las máximas del siglo, vosotros bien entendéis, Venerables Hermanos, que todos nosotros debemos oponer enérgica resistencia y responder al asalto de los enemigos con esas mismas armas que Borromeo usó en su tiempo.

Y ante todo, ya que atacan la fortaleza misma que es la fe, o con abierta negación, o con un atractivo hipócrita, o al tergiversar sus doctrinas, recordaremos lo que San Carlos a menudo inculcaba: «El primer y mayor cuidado de Los pastores debe estar en las cosas que conciernen a la conservación íntegra e inviolada de la fe católica, la fe que la Santa Iglesia Romana profesa y enseña, y sin la cual es imposible agradar a Dios[1]. Y de nuevo: "en esta parte, ninguna diligencia puede ser tan grande como, sin duda, lo requiere la necesidad"[2]. Por lo tanto, es necesario oponerse con la sana doctrina al fermento de la practica herética, que, no reprimida, corrompe a toda la masa, es decir, oponerse a las opiniones perversas que se infiltran bajo falsas apariencias y que reunidas son profesadas por el modernismo;

  1. Conc. Prov. I, ‘’sub initium’’.
  2. Conc. Prov. V, Pars. I.